Lo que tenía que pasar pasó: en un país como el nuestro, donde la gente no tiene ni la más mínima conciencia cívica y todo quiere que se lo resuelva el Gobierno, es altamente riesgoso promover el uso y el deshecho de residuos contaminantes o incluso nocivos.
Nos estamos ahogando con la basura; cada temporada de lluvias los drenajes se tapan con tantas botellas de PET y vasos de unicel que la gente tira en la calle sin el más mínimo remordimiento. Y justo cuando más ocupados estábamos, lidiando con tanto desperdicio, llega el coronavirus para acabarla de amolar.
Íbamos mal y llegó López Obrador para empeorarlo todo. Éramos muchos y parió la abuela. Nos está lloviendo sobre mojado. Porque a los pocos días de la pandemia, a alguien se le ocurrió que, para prevenir los contagios, no solo era necesario, sino incluso imprescindible, usar toda una parafernalia de tapabocas, guantes, caretas, geles sanitizantes y muchas otras cosas que, como buen equipo médico, son de slogan “úsalo y tíralo”.
Y el mercado se llenó de millones de esas chunches, sobre todo cubrebocas, que en el mejor de los casos las personas las usan un día y las tiran al siguiente. Las desechan, pues no en botes de basura o en un recipiente ex-profeso. No: las tiran al piso de la calle, en el metro, en el trasporte público, en parques y jardines en donde, si quien los usó fue un enfermo, transmiten el COVID -19 en proporciones geométricas.
Todo mientras nosotros, los publicistas, seguimos en la misma posición del Tigre de Santa Julia, (nótese que escribimos su apodo en negritas, tal y como lo hacemos con los próceres), seguimos obrando de buena fe, pidiéndole a la gente que se quede en su casa aunque se mueran de hambre en lugar de preocuparse por lo que sigue: que el público ponga a buen resguardo los desechos contaminados con COVID. Porque de nada sirve la sana distancia si luego, a donde quiera que uno vaya se encuentra con basura de enfermos.
¿Quién dijo yo…? Quien quiera que se aviente, tiene que hacerlo ya, ahorita, porque esa basura crece por segundos.