En coloquial plática con esta columna, el titular de la Comisión de Filmaciones de la CDMX, Guillermo Saldaña Puente, nos comentó que, a partir de julio la producción se compuso en el 2020 para promediar 495 proyectos–permisos al mes. En el 2019 esa cantidad fue de 605.
Y es que, dice Saldaña, en semáforo rojo se permite la producción con staffs mexicanos de 5 personas por proyecto. De igual manera, se está orientando a las compañías productoras a trabajar en otras áreas fuera de las tradicionales como el Centro Histórico, San Ángel, Roma o Condesa. Porque también en Milpa Alta, Xochimilco, Azcapotzalco, Iztapalapa y demás hay lugares bonitos… ¡para que vean que en la Guerrero y Escandón también hace aire!
Situación que, por enésima ocasión, pone de manifiesto la creatividad de los mexicanos: no por nada la nacional es la industria de producción de contenidos más importante del mundo de habla hispana. Que el gobierno de la 4T no lo entienda e insista en cerrar fideicomisos tan útiles y funcionales como Fidecine es otra cosa: la función y el show deben continuar porque de eso comen nuestros hijos.
Y aprovechamos para llamar la atención hacia tan interesante fenómeno de los fabricantes y arrendadores de equipos de producción como cámaras, tripies, luces y demás, que cada día están más baratos y más fáciles de manejar.
Tengo un buen amigo, Pedro Ortiz, hermano del difunto Manolo, quien él, Pedro, es el creativo de la nueva ola, ya que cuenta con todo el equipo necesario para cualquier producción: cuando un cliente solicita sus servicios, Pedrín no solo hace la idea y estrategia, hace también los guiones y textos necesarios y, al momento de la verdad, termina haciendo la producción. Ahí está el negocio y recomendamos al gremio por ahí seguirse. Digo, para que vean los otros empresarios de qué lado masca la iguana.