En todo el gremio publicitario mexicano la comidilla del día, durante el último año, ha girado en torno a la columna virtual “El diario de un creativo”, cuyos capítulos han Sido bautizados por su autor como JODETES. Obvio, el autor es nuestro viejo amigo Carlos A. González Loftus, el creativo vivo de mayor y más larga experiencia en la publicidad mexicana: empezó su carrera, cómo redactor de textos, en la década de los cincuenta del siglo pasado y ha creado infinidad de creativos, (y muy vendedoras) , campañas para marcas como Bacardí, Koblenz, Banamex, Levi’s y más.
El primer JODETE de enero 2022 Loftus lo dedicó a nuestro director, Antonio Delius y está por demás divertido. Nada como el humor creativo.
¡Estás cómodo, lector querido… ya te abrochaste el cinturñón?
Pues agárrate porque ahí te va una muestra, solo una, de lo que significaba antes -y lo que sigue significando- el trabajo creativo.
El Moscón. JODETE #14
De cómo Antonio Delius y Carlos Loftus se conocieron en una leonera de la Zona Rosa.
“DIARIO DE UN CREATIVO”:
-Como a estas alturas del partido ya se me confundieron las secuencias de los hechos y las fechas, de aquí en adelante voy a retomar este documento como un anecdotario, saltando en el tiempo y en el espacio neuronal sin presente y “ muy pasado ”.
Estaba sentado en una pequeña oficina que había montado en la calle de Estocolmo; yo era el único inquilino que lo rentaba para oficina, ya que todo el edificio era un “LEONERO” de lujo. Todo el día no había movimiento de ningún inquilino, pero a eso de las 7:00 PM., comenzaban a llegar politicones, juniors, viejas, vendedores de coca, mota, pastas y todos los utensilios para el reventón.
Los departamentos eran bellísimos, eran pequeños pero muy cómodos; tenían una pequeña estancia con cocineta y una recámara; ambos con un balconcito que daba a la calle. Ahí estaba su servidor solito con mi asistente secretaria, que también era contadora ejecutiva y coyote de hacienda y el Seguro Social.
La compañía se llamaba Loftus Grafic y se dedicaba a la producción de campañas de publicidad e ideas para impresos. En esa época estaba en una de mis temporadas de “Gurú” espiritual y de tanto madrazo en mi carrera me estaba convirtiendo en un Asceta de la Publicidad.
En esa temporada mi buen amigo y promotor Armando Villaseñor, me publicó varios artículos en el Novedades y el Sol de México, en su sección de Publicidad, en los que como un loco atacaba a diestra y siniestra a todos los anunciantes; principalmente a los productores de alcoholes, cigarrillos y de jabones en polvo, ya que me sentía ofendido por embrutecer a la gente y llenar de pompas de espuma los ríos y manantiales del planeta (Me volví Ecológico antes de que estuviera de moda).
Haciendo un paréntesis (Armando Villaseñor fue uno de los que me inventó y mantuvo mi imagen en alto en el medio por muchos, muchísimos años.)
Un buen día estaba su servidor montado en la galaxia 23, platicando con los espíritus y musas superiores, cuando entra mi secre-chalan y me dice que en la recepción estaba un jovenazo que quería hablar conmigo. Como realmente desde hacía varias semanas no tenía nada que hacer ni con quién platicar le pedí que lo pasara a mi despacho. Se abre la puerta y entra un jovenazo alto, de tono agudo al hablar y muy confiado y seguro de sí mismo me lanza su rollo:
Soy maestro de (no me acuerdo qué escuela de publicidad ) escribo copy, soy creativo y vengo a trabajar contigo… no me pagues sueldo, lo que yo quiero es aprender y practicar a lado de personas como tú que hicieron las famosas campañas de Bacardí, Seguros América, Banamex y Levi´s.
Antes de que pudiera contestarle, me preguntó en donde se sentaba, cuál era el horario y qué teníamos que hacer.
No pude decirle que en esos momentos no había fondos para pagarle, que no tenía cuentas ni clientes… que no había espacio para otra persona. Nada, no le pude decir nada; me convenció.
Cuando se iba a retirar para traer sus cosas le pregunté cómo se llamaba y me respondió Antonio Delius.
Desde ese momento nació entre nosotros una gran amistad, cariño y respeto. Trabajamos muchos, pero muchos años juntos y aún hoy en día, escribo esta loquera en su revista.
Yo conozco a Antonio a fondo, su esfuerzo, constancia y disciplina a la que se ajustó por muchos años para poder cumplir su sueño de editar una revista de Publicidad rindió frutos. Comenzó con hojitas a manera de volantes, después dípticos, más tarde, “El Publicista” ya tenía varias páginas y, hoy por hoy, es la revista de más contenido, informada, seria y controversial que existe en México.
Han salido varias revistas a competirle y aunque hermosas en colorido, calidad de impresión y artículos prepagados; suenan más bofas que una calabaza. Muchas han desaparecido, mientras que en su discreta lucha “El Publicista” se mantiene y penetra y crece más cada día.
¡Felicidades!
Brody Delius… que sigas así, que cada día llegues más lejos porque de veras te lo mereces y te lo has ganado a pulso; me has enseñado que el tener metas definidas y seguirlas a pesar de viento y marea, así como ser constante y objetivo sí da resultados y rinde frutos.
¿Te acuerdas de cuando dejamos nuestras oficinas y nos asociamos con Toledano y nos fuimos a la Av. Chapultepec y en menos de seis meses nos dejaron con una mano adelante y otra atrás cuando nuestro administrador y gerente general nos transó y hasta los muebles nos quitó?
¿Te acuerdas cuando nos unimos con Jean Domette y junto con Juan Faura abrimos Publicidad Astra, la cual la montamos en Av. De las Palmas en las Lomas de Chapultepec y teníamos 3 pisos completos, de lado a lado del edificio?
¿Te acuerdas de cuando trabajamos juntos en Arellano… de todas las buenas campañas que hicimos juntos y por separado… de cuando creciste y maduraste y te volviste un Director Creativo de Agencias Grandes?
¿Te acuerdas de todos los actos de mal juicio y las chingaderas que te hice?
Gracias Delius por tu comprensión, cariño y amistad.
Realmente dentro del medio tengo pocos pero grandes amigos; gente que me aprecia y que la aprecio; gente que realmente vale y que no importa el tiempo que pase, seguimos respetándonos y queriéndonos como en nuestros buenos tiempos.
Y recapacitando, los buenos tiempos no pasan, uno es el que los olvida o los deshecha por frustrado, egoísta y resentido-.
