Tristemente, el pasado 29 de septiembre falleció Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido en todo el mundo como Quino, el creador de la historieta argentina Mafalda, que vive y reina en todos los departamentos creativos de las agencias de publicidad: al menos en México así sucede. Y qué bueno, porque el origen de Mafalda fue con propósitos de comunicación comercial.
Al principio de la década de los sesentas, en tiempos de Los Beatles, la Guerra de Vietnam, el Che Guevara y demás, le encargaron a una agencia en la que trabajaba Quino una campaña para una nueva línea de electrodomésticos de marca Mansfield. El equipo creativo recomendó que la campaña de lanzamiento fuera hecho con una historieta en donde aparecieran los productos de forma velada, (softsell). Los héroes del comic serían unos niños, de la típica palomilla de barriada, cuyos nombres deberían empezar todos con la letra M: Manolito, Miguel y de manera especial Mafalda, quien fue la heroína principal.
Por razones desconocidas sucedió lo que a menudo pasa en las agencias: el proyecto se canceló. Pero Quino, a quien ya desde entonces todos le decían así, hizo suya la historieta, se cambió a vivir a Buenos Aires y publicó a Mafalda, por vez primera, el 29 de septiembre de 1964 en la revista Primera Plana.
Por azares del destino, Quino falleció justamente 56 años después, el mismo día y mes.
El resto es una linda historia que a mí me gusta más: cuando la cigüeña llega a casa de Mafalda con su hermanito Guille; cuando nos presenta a su mascota, la tortuga Democracia (así se llama el animal), a la que alimenta con hojitas de lechuga y cuando se incorpora al elenco una nueva protagonista, de nombre Libertad y escasa estatura.
Dice la leyenda, en el mundo de la publicidad, que un buen día Sopa Campbell’s hizo a Quino una oferta multimillonaria para que en la historieta apareciera que la única sopa que gustaba a Mafalda era la de esa marca. Pero el caricaturista rechazó la tentación.
Como sea, se trata de una idea genial, digna de cualquier creativo argentino.