Corría la década de los cincuenta del siglo pasado y el joven Eulalio Ferrer Rodríguez se afanaba en atender a sus clientes de su agencia, Anuncios Modernos, entre los que destacaba Brandy Madero, de hecho la agencia era la house agency de Casa Madero.
En aquellos tiempos, la radio era el rey de los medios: sobre todo la XEW, en cuyos estudios Azul y Oro se llevaba a cabo un programa musical de una hora, estelarizado por Agustín Lara quien, cada semana, estrenaba una canción en su programa de La Hora Azul. Programa que, justo es decirlo, Anuncios Modernos producía de cabo a rabo.
En ese entonces la estación solo ponía los estudios y la transmisión y las agencias de publicidad se encargaban de todo lo demás: de conseguir al elenco artístico, a la orquesta, a los locutores y demás. Sobre todo ellas, las agencias, conseguían a los patrocinadores, que eran quienes pagaban toda la producción.
Insistimos, Eulalio Ferrer se esmeraba en su tarea: aunque era soltero ya tenía novia y sus planes eran de casarse. Y, un buen día, (o más bien noche), la estrella del programa, Don Agustín Lara se acercó al joven publicista y le dijo;
– “Veo que eres muy trabajador y me caes muy bien, por lo que quiero proponerte algo… ¿qué te parecería llevarle a tu novia una serenata conmigo al piano y yo como voz principal?”, preguntó el músico poeta.
– “Pero no te voy a cobrar: es mi regalo, par tu novia y para ti, por que veo que eres muy diligente y trabajador. Eso sí, solo tienes que conseguir un camión de mudanzas, con tres o cuatro cargadores, para poder llevar y regresar mi piano hasta la casa de tu novia. Si aceptas nos vamos terminando el programa de esta noche”, concluyó Agustín.
Y bueno: lo demás es ya una leyenda. Cabe mencionar que Eulalio Ferrer se movilizó de volada, consiguió al camión y a los mudanceros y la serenata fue un éxito. Se llevó a cabo en la Colonia Roma, en la calle de Álvaro Obregón, que era donde vivía la Srita. Rafaela Bojorquez quien, al poco tiempo, se casó con nuestro amigo… ¡así hasta yo!
Y colorín colorado, los novios se casaron, fueron felices y comieron perdices.