Antes que nada quiero aclarar que yo no tengo nada contra ese señor; que me cae bien y que incluso me parece un buen periodista. Pero hasta ahí nomás porque de publicidad no entiende ni pío.
Jorge García nunca en su vida ha tenido que vender una campaña, batallar con un cliente o lidiar con algún proveedor. Por lo mismo, en todo lo que ha hecho ha pasado de panzaso, con apenas el mínimo de aprobatoria.
Y si a eso le añadimos toda la serie de circunstancias como llevar a cabo un evento en sábado, por la noche y hasta casa del diablo podemos entender porqué llegó tan poca gente a un evento que normalmente reúne a entre mil y 1,200 creativos y que no llegó ni a 200… ¡lástima de tanta comida y bebida desperdiciadas!
Pero no para ahí la cosa: a nuestro juicio el mayor error del susodicho estuvo en la gran cantidad de pre-requisitos que se pedían a los interesados en asistir al evento: INE, CURP, credencial laboral y otros. Solo les faltó la carta de buena conducta o el acta de defunción.
El colmo vino cuando a cada persona se le solicitó, también, examen de antígenos. Una prueba que requiere de ciertas molestias por parte del individuo y cuyo costo, en el mercado, está entre los 1,500 y 2,000 pesos… ¡mejor no voy!
Lo que a Jorge se le olvidó especificar que, si uno así lo requería, la dichosa prueba de antígenos se la hacían a la persona al llegar al evento y de manera gratuita… ¡lástima Margarito!
Con lo cual el Círculo Creativo de México dejó ya pasar la oportunidad de dar el campanazo de un triunfal retorno a la normalidad y todos los beneficios que ello conlleva.
Pero volviendo al Sr. García, otro de los inconvenientes es que nuestro amigo ya está muy visto: lleva 5 años mal haciendo las cosas en un lugar en donde todos podemos darnos cuenta de su incapacidad.
Si lo hace por necesidad, malo. Pero más malo si lo hace sin cobrar y solo por hacernos el favor… ¡triste favor!
Así como la presidencia del Círculo se cambia año con año, lo mismo debería pasar ya con la vocalía de RP.
Digo, todo tiene un tiempo y un límite.
