Hace 10 años, por iniciativa de El Publicita y de la Asociación Mexicana de Publicidad Exterior, AMPE, se lanzó la convocatoria para el Tótem el primer concurso de creatividad publicitaria en medios exteriores que buscaba, ante todo, incrementar la calidad creativa de los mensajes ubicados en la vía pública.
De entonces para acá han sucedido muchos cambios en el medio exterior, mexicano y mundial, entre lo que es posible destacar que el exterior es ya el único medio masivo del siglo XXI, al que concurren, con éxito, prácticamente todas las categorías de productos y/o servicios: los presupuestos que a él asignan los anunciantes lo han convertido ya en el segundo más importante, apenas por debajo de la TV abierta. Y, de continuar las cosas como hasta ahora, se espera que muy pronto sea el primero.
De esas y de otras muchas importantes conclusiones iremos hablando con nuestros lectores a lo largo de este año: ahora queremos hacerlo del rubro “diversión” que es la tercera partida dentro del presupuesto que toda familia mexicana maneja a diario. Primero está la comida, luego la educación y enseguida la diversión.
Esto es algo que cualquier publicista con buen ojo puede percibir claramente con solo observar el entorno urbano que nos rodea: al hacerlo vemos en él infinidad de anuncios exteriores sobre películas, series de TV o telenovelas, conciertos, obras de teatro y hasta circos. Más los que acumulen esta semana.
Tan es así que, insistimos, la categoría es ya la que más presupuesto invierte, mes tras mes y año con año en medios exteriores de todo tipo. Y, si me permiten la franqueza, siento que hasta antes del Tótem, la categoría de diversión era vista con cierto desdén, en función a sus modestos presupuestos, por mercadólogos y publicistas por igual.
El Tótem nos hizo ver que, si bien cada película o producción tenía una asignación reducida para su publicidad, la compañía productora y/o distribuidora manejaba un promedio de entre 15 y 20 títulos por año, lo que volvía muy interesante, como cliente, a una de esas compañías.
Porque, aparte, sus ejecutivos son, en todos los casos, profesionales que conocen sus negocios, aplican estrategias, ponen objetivos bien definidos y manejan las cosas de forma puntual. Tratar con ellos da gusto porque saben oír consejos.
Para acabarla de componer, México ocupa ya el quinto lugar, a nivel mundial, en la producción de programas y contenidos para la industria de la diversión: el mercado tiene un potencial enorme. Gigantesco porque, por increíble que parezca, en cuanto a publicidad y promoción la categoría diversión, en México, se encuentra virgen y con todo por hacer.