La semana pasada esta columna publicó que Horacio Navarro, quien salió de Leo Burnett México hace unos meses, ya está dándole a la chamba en una nueva agencia, donde se encuentra a las órdenes de todos los amigos. Y publicamos, nosotros, que en cambio Leo Burnett México no se ha tomado la menor molestia al respecto: ni siquiera un boletín de prensa ha mandado.
Nos enteramos, por Radio Pasillo, que la nueva directora es una señora, pero nada más.
Lo alarmante del caso es que, al parecer, esa es la política que están manejando las grandes agencias asentadas en este país: como que sus corporativos les dieron la consigna de “calladita te ves más bonita, no digas ni esta boca es mía, hazle como los avestruces”. Y de ellas no se sabe nada. Con las excepciones, muy honrosas por cierto, que nunca faltan, no se sabe nada de Ogilvy, BBDO, Grey, la mencionada DDB y de muchas otras cuyos nombres lucen a punto del olvido.
¿Pues qué están ocultando… a qué le tienen miedo? ¿Ustedes creen que con esa política van a agarrar más clientes?
Cuando una de ellas llega a asomarse, de inmediato corre a volver a esconderse pretextando que aún se encuentran en home – office.
Lo cual nos lleva a la pregunta obvia: ¿y por qué no lo haces público?
Aquí nos damos cuenta de que ya la sola red no sirve para estar en comunicación con nuestra comunidad: todo lo digital ha pasado ya a ocupar un lugar más dentro de los hábitos de consumo de medios de gente y, si queremos llegarle a todo el mundo, debemos usar todos los medios. O, ya de perdida, algunos. Pero con uno solo no se puede porque se corre el riesgo, como en el caso de las grandes agencias, de que nos andamos ocultando.
¿Será?
Porque mientras ellas no se preocupen por volver a darse a notar, las sospechas van a seguir creciendo.