Para empezar, me pareció muy buena idea, porque funcionó muy bien, que en el 2019 y 2020 haya habido dos presidentes trabajando al alimón en el Círculo Creativo de México, como fueran Verónica Flores y Esaú Vázquez. Y me pareció bien porque ambos hicieron el primer estudio de equidad que hubo en este sufrido gremio, del cual salió el deseo de fortalecer el papel de la mujer en el mundo de la comunicación comercial en México: lo que no me parece, y creo que es el momento de decirlo, es que, por lo que se ve, se oye y se siente, todo se quedó en buenas intenciones. Porque yo no he visto más acciones concretas al respecto.
Perdón por la molestia y el arrempujón, pero esas cosas hay que decirlas. Tampoco me pregunten qué se me ocurre a mí: yo creo que lo que hay que hacer a favor de las mujeres se les debe ocurrir a los creativos, ellos y ellas, que para eso se las dan de muy-muy.
Y hago una observación: desde que yo recuerdo, el puesto de directoras, en los primeros y segundos niveles de las agencias ha estado muy limitado. Y no porque se discriminen a las señoras sino porque ellas mismas, ellas solas, se hacen a un lado a la hora de la hora
Salen de la escuela, se la pasan luchando a brazo partido por hacerse de una posición y un renombre y, cuando están a punto de llegar a la cúspide, nos salen con el domingo siete de que piden esquina porque se van a casar y/o ya van a tener hijos. “Y voy a tener que atender a mi viejo y a mis chilpayates”, nos dicen. Y dejan tirado todo.
Aclaro que, por fortuna, cada vez son menos las situaciones así y cada vez hay más chicas y grandes que se saben organizar para ser amas de casa y profesionistas a la vez. Pero siguen siendo minoría. Son ellas, las mujeres, quienes deben de cambiar su manera de pensar y de actuar al respecto: porque, al menos en publicidad, la igualdad de oportunidades ya está dada. El chiste es que se anime el sexo femenino a aprovecharlas.