A principios de 2018, con motivo de las Olimpiadas de Invierno en Corea del Sur, Bimbo, que fue unos de los grandes patrocinadores de las transmisiones por TV de esos juegos en nuestro país, llevó a cabo una gran campaña en medios masivos, misma que anunció con una súper-presentación, en el Museo del Papalote que estuvo coordinada a la perfección por el VP creativo de esa mega-cuenta en Vector B, nuestro gran amigo y creativo Luis Elizalde.
Al punto, cabe señalar y recordar que hace ya algunos años, por los “moños” de Bimbo, McCann Erickson México abrió dentro de sus instalaciones otra dizque agencia exclusiva, que más bien fue un gigantesco grupo de cuentas, para la cuenta del Osito, (ternurita), a la que pusieron precisamente Vector B.
Pues bien, no obstante ese magnífico y muy complicado trabajo encabezado por Luis Elizalde durante no pocos años, con sorpresa y hasta con rabia nos enteremos en días pasados que dicho buen amigo ya no está en Vector B… ¿pues qué pasó?
Algo raro está sucediendo en la publicidad mexicana.
Pasados los primeros seis meses de la pandemia, por ahí de septiembre-octubre 2020, a todos los altos ejecutivos de agencia que uno les preguntaba cómo les estaba yendo, casi siempre respondían lo mismo:
-“Sorprendentemente yo diría que hasta bien. Tenemos bastante trabajo, incluso más que antes. No hemos despedido a nadie ni tampoco le bajamos el sueldo al personal. Todos estamos en home office… ¡incluso ganamos varios nuevos clientes!”- contestaban los malandros. Y siguen contestando porque ahora, un año después, la respuesta sigue siendo la misma.
El problema es que al parecer, “hay otros datos”.
Otros datos porque, a partir de enero de 2021, casi no pasó una semana sin que alguien nos venga con el chisme de que tal o cual agencia, por lo general grande, gorda y transnacional, “ya cerró sus oficinas”. Se trata de una información casi imposible de corroborar por las razones que más adelante exponemos.
Siempre he considerado a Ariel Soto como a uno de los mejores y más grandes creativos de la publicidad mexicana de inicios del siglo XXI. Porque, además, empezó desde bajo y fue subiendo por méritos propios. Jalisquillo de nacimiento, llegó a la CDMX con título bajo el brazo y estuvo dos años en Saatchi & Saatchi, como becario, con un sueldo mensual de mil pesos… ¡mil pesos al mes por dos años! Pero, creciéndose al castigo, Ariel hizo ahí el comercial “Palito de Pan” del Toyota Yaris: tan creativo que incluso está en el reel histórico y mundial de la agencia.
Ya en BBDO México, en donde entró como creativo, nuestro amigo llegó a la vicepresidente, en donde hizo maravillas. Aunque no estoy seguro de que lo hayan hecho en esa agencia, al que considero el mejor anuncio de TV del 2020, el de la niña de dice “mi mamá es adivina” para las galletas Marías de Gamesa, me parece que fue realizado en BBDO México por el equipo de Ariel… ¡que ya no está en esa agencia! Ignoramos si lo despidieron o él renunció o qué diablos: pero al talento así no se le deja ir, por Dios. Después de que, además, ha servido con tanta lealtad a la agencia. Insisto: ¿qué está pasando?
Hay una gran campaña de desinformación propiciada por las propias agencias.
Y voy a reproducir, aquí, algo que alguien, que recién acaba de salir de Ogilvy & Mather México, me dijo: “ya despidieron a la mitad del personal y están a punto de cerrar las oficinas para irnos al home office hasta diciembre de 2021, o sea la mitad, nos tienen de un ala y nos cargan la mano de forma por demás pesada: a la hora que te busquen hay que responder sin excusa ni pretexto. Hace unos día, me llamaron, a mi casa, a las 2 de la mañana”.
Insisto: no existen ni boletines oficiales, ni oficinas ni centros de información, ni nada que permita aclarar los rumores. Los antiguos teléfonos de recepción pasan la llamada donde nadie contesta. Los celulares tienen el buzón saturado. No hay nadie con quien dejar un recado.
Decidido a ver las cosas con sus propis ojos, quien esto escribe acudió a las oficinas de Montes Urales 515, en Las Lomas, hagan de cuenta que vi, de lejecitos, a un templo perdido de alguna película de Indiana Jones: todo lucía abandonado y ya hasta con polvo. Hasta el policía de la entrada dormitando en el mostrador.
Las empresas responsables deben acabar con tantos rumores y dar la cara.
Independientemente de sus planes a corto plazo para enfrentar tanto a la pandemia como a la crisis económica, las agencias transnacionales deben de darnos una razón lógica por la pérdida de tanto talento de primer nivel que están ahora experimentando: porque justamente, cuando más falta hacen los grandes creativos, a estos se les despide.