Las marcas transnacionales, tan celosas en apariencia de hacer todo bien, deberían tener más cuidado en ver a qué agencia de medios les otorgan su confianza: el día que se sepan las transas que muchas de ellas manejan, casi seguro las acciones en la Bolsa de esas compañías se van a caer de forma escalonada.
Un buen ejemplo de lo anterior lo estamos viendo, ahora sí que frente a nuestras narices es la campaña de Santa Claus que Coca-Cola está llevando a cabo en esta Navidad de 2018: a precio de mercado, cualquiera de esos espectaculares, (de regular ubicación en honor a la verdad), cuesta 50 mil pesos el mes, ya con tarifa negociada… pero la agencia no aceptó ningún otro precio que no fuera de 25 mil pesos mensuales… menos un 20% de comisión para la agencia y un 30% de bonificación en especie.
Así, el medio termina recibiendo solo 12,500 pesos al mes por algo que, en otras circunstancias vale 4 veces más. Y qué pasa: que, entonces, la calidad del servicio, léase las ubicaciones, ya no son las mejores.
Chequen ustedes con atención: es cierto que el mensaje se ve mucho, pero porque son muchos lugares y no porque estén bien colocados. No somos machos, pero somos muchos.
Acciones así, que se repiten a diario y hasta el cansancio llevan a los especialistas a pronosticar que el negocio, tal cual, de las agencias de medios, tiene sus días contados.