El reciente caso de la Lic. Evelyn Salgado, flamante candidata al gobierno de Guerrero por Morena, es ejemplo en todos aspectos. La señora carece por completo de experiencia y preparación para el puesto al que aspira. Al mencionar sus estudios, los medios resaltan que tomó un curso de inglés en la Academia Vázquez, más 10 hora de Word y 15 de Excel. Lo malo es que Doña Eve no es una excepción sino la regla en su partido.
¿Ustedes creen, mis queridos lectores que el Senador Ricardo Monreal, quien fue quien propuso la nueva Ley de Transparencia, Prevención y Combate de Prácticas en Materia de Contratación de Publicidad tiene la experiencia, preparación y conocimiento para idear algo así como dicho documento?
¡Por supuesto que no…! O sea que, si mis cálculos no me fallan, atrás de Monreal y de su equipo hay alguien del gremio, algún medio o publicista, interesado en ponerles un estensequietas a las no pocas agencias de medios que han hecho de la corrupción su modus vivendi.
Por un lado qué bueno: El Publicista aplaude la iniciativa siempre y cuando se castigue a quien se deba. Y se negocie con los demás para que las transas se erradiquen cuanto antes. Porque todos conocemos no a uno, sino a varios culpables. Y no se trata de meterlos a la cárcel: porque con solo exhibirlos se acaban.
Entonces, insisto: ¿quién es ese, o esos, que le hablaron a Monreal al oído y a otros del Senado para que presentaran tal iniciativa, tan específica y detallada en lo que son prácticas indeseables, vulgo sobornos?
¿Qué quieren en realidad esos señores? Porque, insisto, en parte tienen razón. Y lo correcto sería negociar con ellos. Si a mí me piden una sugerencia, yo, lo primero que pediría es que se acaben en las agencias de medios las figuras del negociador de tarifas: porque es una incongruencia que sea alguien quien plantee la necesidad y que otro, (para varias de muy escasa escolaridad también), el que consiga lo más barato en lugar de lo idóneo. Ello equivale a darle aspirinas a un enfermo de cáncer: por eso está tan mala la contratación. Pero, bueno, bueno: no nos desviemos ¿quién fue… tienes tú alguna idea, querido lector? Confiésanoslo, como cuates. Te prometemos guardar el secreto.