La idea de editar un libro para celebrar los primeros cien años de la radio en México tuvo gran acogida entre medios, anunciantes, publicistas y público en general. Y es que, todos saben que al respecto hay muchísima información tan variada e interesante que vale la pena conocer.
El libro conmemorativo de los 100 años de la Radio en México es una síntesis histórica de la sociedad mexicana en general, durante este último siglo, y de la industria de la radio en particular. Ha sido un trabajo de muchas horas y el resultado es de interés para todas las generaciones de mexicanos.
Al evento asistieron maestros de diferentes instituciones escolares, representantes de la ANP e invitados del gremio publicitario.
Las entrevistas para esta edición las realizó Antonio Delius; la investigación y desarrollo de contenido estuvo a cargo de Rita Abreu Vargas; en la coordinación general editorial Alejandro Cisneros Méndez y María Eugenia Ibarra Cano. Solo por mencionar a algunos de los que hicieron posible su realización.
Y una parte tan fundamental son los patrocinadores que forman parte de este libro testigo sonoro de la historia y que, a pesar de las condiciones sanitarias, hicieron realidad esta edición conmemorativa:
- The Coca-Cola Export Corporation (México)
- Consejo de la Comunicación
- Grisi Hermanos
- Grupo Fórmula
- Grupo La Comer
- Investigación de Mercados (INRA)
- Grupo IPS
- NRM Comunicaciones
Entre los que hablaron ante los asistentes del evento fueron: Teresa Hernández, del Consejo de la Comunicación; Pavel Granados, de la Fonoteca Nacional, Rita Abreu, encargada de la investigación y el contenido; el Dr. Jean Domette, una eminencia en la historia de la Industria de la Publicidad. Todos coincidieron que este libro es necesario para que las nuevas generaciones conozcan la historia de la radio, un medio necesario y entrañable que ha vivido muchos cambios y es testigo de una parte de la historia de México.
Con la venia de todos los que colaboraron en el libro “Un Siglo de la Radio en México. Testigo Sonoro de la Historia”, reproducimos un fragmento del Capítulo III: Regale un radio fino.
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A pesar de que De Maria y Campos realizó varias temporadas que se retransmitieron por las emisoras del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad, la XEDF y XEXA de onda corta, y presentó piezas como Tres hombre en el espacio, de Carlo Manzini, o “la primera comedia mexicana escrita para la radio” del poeta folclórico Carlos Rivas Larrauri: Aquí no hay más qui una cama, los radioyentes conservaron en la memoria los radioteatros de Pura Córdoba.
PURA CÓRDOBA
Fue actriz, adaptadora y directora radiofónica y formó muy temprano el Cuadro Dramático Eugenia Torres, para honrar a la actriz que fue su mentora. Pura inició las transmisiones del Teatro Dominical en la XEB, y entre 1944-45, en plena Segunda Guerra Mundial, se fue a la XEQ, con las Comedias Nescafé bajo el patrocinio de una de las empresas más importantes de su tiempo.
De Maria y Campos reprochaba a Pura poner en radio todo lo que pasaba por sus manos. Sin tomar en cuenta que lo “que pasaba por sus manos”, era el teatro español. Su compañía se mantuvo vigente de 1931 1957, aproximadamente, con tal éxito y aceptación que los actores y actrices completaban su formación profesional en esa gran escuela.
Sobre Pura Córdoba apenas se conserva testimonio sonoro, con excepción del anuncio de Rompope Santa Clara que data de 1945, con su célebre advertencia: “¡Hermana, Engracia. Hermana Engracia, que se tira la leche!”. Su dirección teatral y actuación se perdieron en el éter, ya que los radioteatros de entonces se transmitían en vivo.
Consuelo Colón en Las mujeres en México, editado en 1944, incluye una entrevista con motivo de los 11 años ininterrumpidos de trabajo ante el micrófono, bajo el título “Pura Córdoba. La primera actriz radiofónica de América”.
En su introducción, la periodista apunta:
“(…) las familias se reunían en torno a su aparato de radio para escuchar la comedia y con ella el prodigio de la voz maravillosa de su artista mimada que con la misma facilidad que interpreta el papel de una niña que el de una jovencita, el de una mujer en la plenitud de su vida; o el de una ancianita de 80 a 90 años”.
El radioteatro ocupó los horarios estelares de la época y prácticamente cada emisora tenía un cuadro dramático, lo que convertía a este medio en un escaparate de la literatura universal.
