El martes 06/07/21, por la tarde, asistí a la cena de negocios, perdón, al zoom que las fuerzas vivas de la publicidad de este país, han organizado para dizque ponerse de acuerdo acerca de la nueva Ley de Transparencia de México; ahí, lo más importante lo dijo uno de los abogados convocados: “La Ley ya fue aprobada y ni para donde hacerse porque entra en vigor el 1 de septiembre”. chin: lo caído, caído.
Para este reportero fue hasta enternecedor ver muchos de los gangsters, que apenas ayer extorsionaban a los medios para contratarlos, con caras compungidas por lo que está, pasando: ellos lo provocaron y ahora lloran como mujeres lo que no pudieron conservar como hombres.
Y ahí, en medio del caos, hubo otro comentario, de otro abogado, que nos refleja de nuevo cuán perdida está la industria ante esta contingencia:
“Nadie tiene claro a quién busca proteger esta Ley…”, dijo el Leguleyo.
“Nadie” me suena a manada, mi querido picapleitos: para mí está claro que, quien fue de rajón al Senado y movió todas sus influencias para que se hiciera dicha herramienta legal, fue un medio cansado de que, el presupuesto para ellos destinado desde el escritorio del anunciante, se quedara en un gran porcentaje en la agencia de medios.
Ya en una de nuestras anteriores notas publicamos que las agencias sin escrúpulos extorsionaban a los medios hasta con un 66% del presupuesto aprobado: entre rebate, comunicación y “visibilidad”, los dineros le llegaban al medio más que mermado. Con el agravante, además, de que en la mayoría de los casos, las marcas YA los pagaban- y lo siguen haciendo- una iguala a las agencias de medios por sus servicios. Aquellas que todavía y además, les piden concesión a los medios están cometiendo un fraude, vulgo transa.
Conclusión: la nueva Ley de Transparencia ya está aquí para proteger a los medios, no nos hagamos tarugos, quienes (los medios), así van a recibir más del dinero que desde un principio pero que, como en la iglesia, el monaguillo se alababa a la hora de pasar con la charola de las limosnas.
Lo que las asociaciones de publicistas debemos pugnar, ahora, es porque las transas de endenantes no se vuelvan a repetir: no hay más que volver al modelo antiguo y listo ¿me permiten una sugerencia…?
La ley, como esta, aplica para medios tradicionales, pero es totalmente inaplicable a los digitales: el futuro no solo alcanzó sino, incluso, ubicó a los legisladores. Y una de dos: o dejan fuera al renglón digital o le hacen a la tan tenida Ley una o varios añadidos para poderla aplicar.
Resumen: los beneficiados con la nueva Ley son los medios y a los que se trata de desaparecer son a las agencias o centrales de medios. Ellas son, no todas, las que han cavado, su propia tumba.