Quienes me conocen saben que siempre he sido de Escandón-Tacubaya: alegre y burbujeante. Y que, si ahora soy fifí, es por una mera circunstancia geográfica, (vivo en Las Lomas).
Precisamente por esto último, que empiezo a sospechar que más bien se trata de una desgracia, me tocó recibir la vacuna del coronavirus el pasado 29/03/21… ¡mero el lunes santo y en la Universidad Anáhuac! A mí que soy ahora un anti-mocho de hueso colorado. Evento que el fifí del presidente municipal de Huixquilucan, por el PAN, Enrique Vargas, tuvo la desafortunada ocurrencia de que fuera… ¡en auto!
Se me hace que el tarolas de Enrique se dijo a sí mismo “mi mismo, organiza la vacuna en coche para que vean que eres del primer mundo”. Y así lo hizo… y todo le salió mal.
Mal porque, para empezar, aunque ya estuviera uno registrado había que llevar otros 4 documentos que al final no sirvieron para nada: lo que sí, que había que llenar una forma, ahí mismo, con lo que, en cada auto, se tardaron 10 minutos.
Lo pésimo fue que Enriquito y su corte de tarugos esperaban recibir unos 200 carros por día… ¡y llegaron más de 20 mil! Y no estoy exagerando en la proporción. El otro inepto que gobierna en Huixquilucan y que responde al nombre de Alfredo del Mazo mandó a organizar al tránsito a tres policías y ya se imaginarán ustedes el ridículo que hicieron.
Se citó a la gente a las 9 con la recomendación de NO llegar antes, prohibido llegar a pie y no más de tres personas por auto: el conductor más un par de vejetes.
Esas fueron algunas de las recomendaciones que nadie peló: a las 8 de la mañana ya había una fila de más de 5 kilómetros, que terminó fraccionándose en seis colas, de miles de autos cada una. Hubo gritos, hubo golpes, a una señora la atropellaron y todos terminamos mentándonos la madre unos a otros.
-Auxilio, que alguien me ayude: llevo tres horas atorada en este tráfico y yo no vine a la vacunación, solo soy una vecina de zona… ¡y ya me estoy meando! Que alguien haga algo por mí…- me tocó oír gritar a una emperifollada dama, desde su auto último modelo, a mitad del Puente Roto. Y se tuvo que miar en los calzones porque nadie la peló. Menos yo… ¿qué hubiera podido hacer?
Total, que la cola que en EU permitía vacunar a una persona cada 3 segundos, en Huixquilucan se llevó cuatro horas reloj en mano: quien esto escribe llegó a formarse a las 8:30 y salió de ahí a las 12:30.
En el último tramo, que cuando llegué a él me dijeron que ya “nomás” me faltaba media hora, me llevó una hora con quince minutos. Y es que, ahí sí, había más de cien inútiles, haciendo bolas, que me imagino eran los servidores de la nación, con lo que vine a comprobar que son un hato de buenos para nada, ellas y ellos, la mayoría con estudios de segundo de secundaria, incapaces de pensar de manera eficaz.
Y dado que desde mi casa se alcanza a ver el camino para llegar a la Anáhuac, tomé algunas fotos para mostrarlas a mis sufridos lectores: aquí nos tocó vivir.
Y me despido con una obvia recomendación: no votemos ni por Morena y menos por el inepto de Enrique Vargas. Si el señor tenía antes 66% de evaluación a su favor, ya con esto quedó en 16.
Moraleja: si no sabes, no te animes.