Digan lo que digan, lo cierto es que el libro impreso continúa siendo un objeto de culto por parte de la sociedad, quien ve en él, aún, la mas reconocida fuente de saber con todo lo que ello significa.
Sin querer queriendo, en El Publicista nos dimos cuenta de ello al enterarnos de que todas las asociaciones mundiales de enseñanza superior, que mientras mas afiliados tienen son más importantes, tienen entre sus requisitos de afiliación el que la Universidad aspirante posea una buena biblioteca, de mas o mil volúmenes al menos.
Y es que sucedía que, al darse de alta ante las autoridades de educación en sus respectivos países, estas últimas ponían como condición, para obtener el requisito del caso, que el solicitante tuviera al menos tres libros por materia a impartir. Así, por ejemplo, si la carrera de licenciado de comunicación contemplaba 50 créditos a lo largo de 7 semestres, la universidad solicitante compraba 150 ejemplares con los que integraba su “biblioteca”. Y de ahí no pasaban. Y como, por desgracia dicha práctica se sigue aplicando en muchos países, no se tiene el progreso académico deseable.
Esa es la razón, una de tantas, de porqué ahora, cuando se requiere saber qué tan buena es una institución de enseñanza superior, lo primero que se le pide es que compruebe tener una buena y vasta biblioteca. Idealmente de miles de libros.
¿Y qué sucede en México?
Que muchas escuelas superiores, incluso de reconocido prestigio, han descuidado este punto, que dice mucho a favor de su imagen y de la calidad de sus clases. Porque, pasa, además, que todos los profesionales en activo hemos ido atesorando, a lo largo de nuestra carrera profesional, un cierto número de libros acerca de la materia o materias de nuestra actividad, que por lo general se pasan la vida durmiendo el sueño de los justos o acumulando polvo en algún rincón… ¡esos son los libros que ahora te pedimos que dones!
El Publicista ya estableció los contactos del caso con las universidades interesadas y se encargará de hacerles llegar a cada quien los libros que le toquen, (porque nuestro objetivo es conseguir muchos libros).
Ahora solo te pedimos que hagas escombro en tu casa u oficina, elijas los libros que ya no quieras y nos llames para ir a recogerlos: ayúdanos a demostrar que el saber NO estorba. Piensa en las futuras generaciones de publicistas y/o mercadólogos. En un chico rato uno o varios de ellos podrían llegar a ser tus clientes: te conviene que sea gente bien preparada.
Escribe a Mónica Flores para indicarle cuándo y dónde podemos recoger tus donativos.
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