Conforme a la Ley Electoral vigente, en unas elecciones intermedias como las que se dieron en junio 2021, los partidos políticos registrados tienen derecho a ejercer franquicias postales, sin que les cueste ni un solo centavo, por la cantidad de 17 millones de pesos: ello les permitiría, si se ejerce el derecho, enviar más o menos 15 millones de cartas a su público pretendido: pero ya son varias elecciones que no se hace por ignorancia de los dirigentes y publicistas de esos partidos.
Allá por noviembre de 2020, ante la inminencia de dichas elecciones, quien esto escribe mandó sendas misivas a todas esas instituciones políticas para ofrecer sus servicios gratuitos para la redacción de currícula de presentación: se trataba de resumir la vida de cada candidato y su plan de trabajo en un espacio máximo de dos cuartillas –o una, frente y vuelta- para enviarla por correo a los votantes de cada distrito o alcaldía.
Así, por ejemplo, los residentes de la Delegación Benito Juárez recibían cada uno una carta personalizada para presentarle, de manera sucinta, al candidato y alcalde de tal o cual partido.
¿Ustedes creen que nos hicieron caso? Por supuesto que no. No, insistimos, por ignorancia. Como resultado, si uno le pregunta a cualquier persona cómo se llama su alcalde o diputado de cabecera, la respuesta va a ser “no sé” en la mayoría de los casos. Por eso estamos como estamos.