Insisto en que uno de estos días voy a escribir un libro con mis memorias, antes de que el Alzheimer me alcance, acerca de los grandes creativos de las grandes campañas publicitarias de este país. Ya hasta tengo el nombre “Los que llegaron para recordarse”.
Y ahí, en la letra “C” voy a poner a Jesús Castillo Téllez, mi brodi y veterano de grandes batallas y no pocas botellas, quien nació en Cocula, Jalisco, (la mera tierra del mariachi) y llegó a México a estudiar y hacer fortuna. Fue así como llegó a Noble y Asociados, donde yo lo conocí como copy del grupo de Alfonso Perabeles.
De Noble, el talento de Chucho lo llevó prácticamente a casi todas las agencias del país, hasta que un buen día llegó a Publicidad Ferrer, donde se haría n grandes esfuerzos, a menudo infructuosos, para enseñar al consumidor mexicano a tomar vinos de mesa. Así nacieron marcas como Vinos Los Reyes, que terminaron por desaparecer ante la indiferencia del público.
Fue entonces cuando a Don Antonio Ariza, por parte del cliente y a Don Eulalio Ferrer, por la agencia, se les ocurrió introducir al mercado un “vino para educar el paladar”, de baja graduación y agradable sabor, que prepara el camino para vinos a la usanza europea.
Fue un producto tan bien planeado, que hasta la botella estuvo bien diseñada y era por demás atractiva. Me refiero, desde luego, a Padre Kino, cuya campaña hizo Chucho Castillo bajo el slogan de “Qué padre vino”. Con un éxito arrollador para la época, ya que se llegaron a vender 600 mil cajas anuales entre un mercado que, antes, sólo tomaba tepache. Y bueno, ni qué decir que, si ahora, la industria vitivinícola nacional es pujante y exitosa, ello se debe a que tuvo entre sus raíces a Padre Kino.
¿Y qué pasó después…? Lo de siempre: Casa Pedro Domecq descuidó en general a sus marcas, no supo acomodarse a la dinámica del mercado y la famosa botella decantadora empezó a bajar de nivel, tanto en el anaquel, (ya estaba hasta abajo), como en sus ventas y ahora Pernod Ricard ha decidido retirar a Padre Kino del mercado.
Lástima porque era un producto excelente: de magnífica calidad, buen precio y excelente presentación. Que cumplió cabalmente con su labor de educar. Me cae que, si yo fuera millonario, compraba la marca.
Brindemos con Padre Kino por dos cosas: por la excelsa creatividad de Chucho Castillo y por el eterno descanso de la marca… ¡salud!
2 Comentarios
Dan V
Cuando lo sacaron del mercado? Me acuerdo haber tomado una botella en este año.
Nuestro Bodega Aurrera empezó a inundar de Don Simon ultimamente y ya no vi Padre Kino.
Maru Flores
Sinceramente creo que fue un gran error, los que no contamos con recursos económicos y deseábamos disfrutar de un vino rico y dulce, comprábamos el Padre Kino, lástima la verdad