En la lucha del pan nuestro de cada día, hace un par de ellos tuve la oportunidad de visitar las oficinas de la Asociación de Radiodifusores del Valle de México y ahí, en su sala de juntas, vine a encontrarme con una pieza única, de gran valor histórico y estimativo: con un piano Baldwin de media cola, con más de cien años de larga y sonora vida, (fácil). ¿Y cómo es que llegó ahí tan valioso instrumento? Sucede que cuando la ARVM decidió organizar y montar El Museo de la Radio, en la estación Parque de los Venados del S.T.C. Metro solicitó a todos sus agremiados donativos en especie para exhibirlos. Y la XEW envió el piano en cuestión… ¡que pudo haber sido de Cri-Cri! Y de otros grandes artistas, incluso de Agustín Lara ya que, a partir de la década de los treinta del siglo XX, cuando se vivió la época de oro de la radio en México, todos los programas se transmitían en vivo desde los estudios que la W tenía en las calles de Ayuntamiento de esta ciudad, (y que siguen estando ahí). Y durante dichas transmisiones era la estación la que brindaba los instrumentos a músicos y artistas quienes, al terminar de usarlos, los dejaban en su lugar para los que seguían en el show los usaran a su debido turno. Entonces, si dicho piano estaba ya arrumbado en las instalaciones de Ayuntamiento, no es atrevido suponer que alguna vez lo tocó Francisco Gabilondo Soler para componer en el alguna, (o varias), de sus celebérrimas canciones. Como El Chorrito, por ejemplo. O El Ratón Vaquero. O La Patita, o, o, o…
Es más, en un chance ese piano fue también el que acompaño a Eulalio Ferrer a llevarle serenata, a su entonces novia Rafaela Bojórquez, con voz de Agustín Lara: sucedía que el músico poeta actuaba en La Hora Azul y varias veces ofreció al productor del programa, que era el propio Ferre, llevarle serenata a su damisela transportando para ello al piano en un camión de mudanzas.
Es un milagro que tan histórico piano, de cualquier modo, exista todavía y debemos agradecer a la ARVM su rescate.