Hubo un tiempo en el que pasar dos comerciales, de marcas competitivas, en un mismo corte, se consideraba indebido: ahora esa ética se la pasan las televisoras por el arco del triunfo.
Fue así como, hace unos días, a la misma hora y en un mismo canal, vi dos comerciales, uno bueno y otro pésimo. El malo, ya hasta parece disco rayado, fue de Pepsi, quien insiste en el uso de imágenes, a tontas y locas, que poco o nada tiene que ver con el consumo lógico de una marca al borde ya de la agonía.
El bueno, a mi juicio, es el comercial con que Topo Chico, agua mineral promueve una marca que ya desde hace años pertenece a Coca-Cola FEMSA.
Al punto, cabe aclarar que Topo Chico fue, durante casi un siglo una marca local, en Monterrey, NL. De hecho el manantial del caso existió en lo que ahora se conoce como Cerro de Las Mitras en la zona urbana regiomontana: y cuenta la leyenda que dicho ojo de agua fue descubierto por un indígena chichimeca de nombre, precisamente, Topo Chico. De entonces para acá la historia ha crecido en versiones y facetas a cual más de interesantes. De ahí que el video de la campaña a la que ahora nos referimos nos parezca insulso y hasta poco atractivo: como metido con calzador y para nada a la altura de un slogan tan creativo como “Beber para creer”. Porque, si mi percepción es correcta, Topo Chico es una marca dirigida a un segmento clase elevada y el video en cuestión es bastante chairo.
En fin, que ojalá y la marca se preocupe por mejorar: tiene todo para lograrlo.