Cualquiera que haya estudiado la moderna carrera de mercadotecnia en una escuela superior de cierto prestigio sabe que, en más del 90% de los casos, las marcas secundarias no solo terminaron en el fracaso sino que, también, ocasionaron un grave deterioro a las ventas e imagen de la marca principal. Eso lo expusieron Jack Trout y Al Ries, de forma clara y contundente desde hace más de medio siglo, en su libro “La Teoría y Práctica del Posicionamiento“. Porque, de sobra es sabido, en la mente del consumidor solo existe una idea líder por categoría. Y eso, en cervezas, es Corona: al pretender llamar así a su agua rifada, los actuales dueños de la marca le están dando en la madre a Corona, que es líder del mercado y ahí deben dejarla.
Pero… ¿qué demonios es eso de “agua rifada”? Básicamente es agua carbonatada de manera artificial, con un toque de alcohol (4.2 %) y una pizca de sabor. Si me permiten decirlo, sabe a diablos. Pero sus creadores apelan al esnobismo de los jóvenes al decir que es un “seker” (¿?). Por lo mismo, no creo que dure gran tiempo en el anaquel ni que sus ventas se den en grandes volúmenes. Porque, de entrada, en el refrigerador del autoservicio, ya compiten más de 12 marcas, a cual más de desabridas y faltas de personalidad.
O sea que los ejecutivos de Cervecería Modelo se dijeron a sí mismos: “si tenemos un producto sin chiste y muy competido por cuestiones de moda, pongámosle Corona también y nos quitamos de problemas. No importa que a nuestra cerveza, que es líder mundial, se la lleve patas de cabra”.
Qué ganas de exhibirse como ineptos, me cae. Su competencia, empezando por Tecate ha de estar muerta de la risa y regocijo.