Ya antes hemos señalado aquí las comisiones que no pocas agencias de medios le piden a los representantes de éstos últimos si es que quieren que se les contrate: para empezar, ya no hay citas de negocios.
El medio, si quiere que lo reciba, tiene que llegar por ahí de la media mañana, con una buena dotación de café, refrescos, donas, tacos de canasta o cualquier otro posible antojo para el personal de la agencia quien, literal, se devora todo lo que cae.
Y luego viene la petición: “me tienes que dar el 20% de rebate, un 21% de comisión de agencia y un 25%de bonificación”… ¿perdón? se pregunta uno: ¿y esa “bonificación” para qué la quieres?
“Me tienes que dar un 25%, en espacios y/o tiempo, porque eso yo se lo vendo al cliente conforme a mis precios y condiciones”, dicen los cínicos sin vergüenzas.
O sea que, bajo ese esquema, si la compra promedio de la agencia es de 4 millones, además de todos sus enjuagues en metálico, la agencia se lleva otro millón de morelos… que, obvio, no se lo venden al anunciante a ese precio, sino más caro.
Y no estamos exagerando: si esa Nueva Ley de Transparencia ha llegado a donde está es porque ya la situación es insostenible; se trata de claras y descaradas extorsiones, que no se quemen los señores de AVE tratando de defender a las trácalas ahora cuando, hará cosa de unos 20 años que llegaron a México las primeras centrales de medios, la AMAP las combatió de todo a todo.
Y como perdió la batalla, ahora se pasa, AVE, del lado de los ladrones y pretende que se nos olvide lo que a diario vemos en la práctica… ¡no, por favor!
Que empiecen las agencias de medios por transparentar su situación, que desaparezca la nefasta figura del “negociador de tarifas”.
Y que lleven a juicio a los truhanes como Mike Peña, David Rodríguez, Alejandro Mendiola, Alejandro Vázquez y Érika Ávila y muchos otros que ahora no publico por falta de espacio, pero que ya lo iré haciendo… ¡defender a esa caterva es como querer exonerar a Hitler!