Desde el primer día que llegaron a México, hace ya más de 30 años, las agencias o centrales de medios justificaron su existencia en función a “los grandes presupuestos que invertimos en la investigación, análisis y medición de los medios y que, por lógica consecuencia, optimizan y hacen más eficaces a las inversiones de los anunciantes”.
El tiempo se ha encargado de demostrarnos cuan falsa y hueca resultó esa promesa. Tanto que ahora, la pandemia, ha venido a dar al traste con ella.
Y me explico: tan pronto las autoridades decretaron la cuarentena, las agencias de medios recomendaron a sus clientes cancelar sus campañas en la vía pública argumentando para ello “no tiene caso que estés ahí porque, como no va a haber nadie en la calle, nadie te va a ver”… ¡y los industriales del ramo no hicieron nada para echar por tierra esa falacia! Porque fue una mentira desde un principio.
Fue una mentira porque, de acuerdo a los reportes de movilidad realizados a través de los teléfonos celulares del público, el 48% de la gente nunca se quedó en casa. Fueron quienes tuvieron que salir a buscar su pan de cada día. Por eso mismo eran –y siguen siendo- personas con poder adquisitivo, con preferencias y hábitos de compra bien definidos, que saben agradecer a las marcas que se preocupan por ellos. Esos mismos reportes, totalmente creíbles porque encarnan a la realidad, nos reflejan que desde agosto de 2020 la movilidad alcanzó el 75%.
Y, si tomamos en cuenta el que los niños y los ancianos son quienes han tenido que permanecer en casa, podemos concluir que ya todo el mercado potencial de productos de consumo está en la calle.
Y los industriales creyéndole a las agencias.
No es posible, señores empresarios: entiendan que ya existe algo que se llama mercadotecnia con cuyas herramientas ustedes pueden desbaratar cualquier maniobra tendiente a sacarlos de la jugada. O a distraer los presupuestos que de manera legítima se merecen. Pero ya, despiertos: los meses por venir lucen promisorios para la industria. No se crean de mentiras: échenle ganas.