QDEP Don Fernando Flores Fregoso.
Hoy le quería cantar una canción de amor a mi nuevo sol, ella es mi niña y siento su risa y sus ganas que me hacen vivir mejor. Te quería hablar de ella, pero nos faltó tiempo y ocasión.
Un mensaje de texto me descubrió que la muerte también se manifiesta en Zoom. Y duele, duele como al principio de los primeros hombres. Y duele ahora que tú te callas, ahora que tu voz se vierte en Flores.
Hoy era un día bendito porque desperté enamorado y con un hilo rojo atado a mi razón. Y el papalote voló, pero tu nube me dijo que te habías marchado ya, y mi sonrisa cayó desde el cielo porque te nos fuiste con los demás protectores. Y sin escuchar tu grito y sin sentir tú último respiro.
Hoy me ardes como las rodillas terregosas al niño. Hoy me dueles, como los pies ampollados del corredor que escapa de su laberinto.
Hoy te me atragantas en la garganta porque te fuiste sin leer todos mis escritos.
Fuiste un hombre común, comías en restaurantes como todos y viajabas en bus. Eras un Dandy de traje y sombrero. Tú me hiciste mejor. Aprendí a rezar en la mesa, aprendí a caminar con aires de humildad. Sentía palomas de libertad en la cabeza, cuando me hacías pensar con las tripas y no con cerveza.
Yo que nací en un barrio pobre y necesitaba un empujón, me sostuviste cuando mi mundo estaba en las calles del barranco, porque mis sueños se tejían como las de cualquier joven esperanzado y mexicano.
Y tú sumaste números a mis firmas y apostaste por mi cotización.
Me hablaste como a un joven que necesitaba orientación. Me sacudiste el dolor del desamor. Me levantaste cuando la ola me revolcó. Y ahora soy un hombre que llora por ti porque se le fue un padre, un padre que siempre enseñó.
Ya sé que los versos no te llegan al oído hoy, pero sí a todos los que te quisimos con el corazón. Estas lágrimas de hombre no son más que una bendición, porque sé que estoy vivo y así me enseñaste a bendecir la vida y sonreírle al amor.
Soy ese hijo bastardo de los días, pero tú me pusiste nombre y me llamaste Pigmalión.
Ya sé que estas palabras no tienen rima, ni verso ni ritmo, pero no le puedes poner riendas para arar a los rinocerontes que respiran y galopan distinto. Hoy veo la extinción de los verdaderos hombres que fueron los mejores de su generación.
¡Ay!, que será de ti ahora que corres por los panteones de los justos.
¡Ay!, que será de Dios que te rinde los mejores honores con tambores y devoción.
Eres Don Fernando Flores Fregoso, y la mejor publicidad es la que dejaste en nuestras risas y en nuestros corazones.
Bendito sea el hombre y bendita sea su sombra que hoy también se esfumó…
QDEP Don Fernando Flores Fregoso.
Daniel Quiroz.