La noche del 1° de agosto de 2022, mientras dormía, Rodolfo Cavalcanti Bezerra, quien nació en Brasil pero se nacionalizó mexicano por amor a este país y su gente .
Yo lo conocí a finales del siglo pasado cuando otro brasileño, Ronald Assumpcao fue ascendido a la dirección general de Ogilvy & Mather de México y se vio en la necesidad de llevar a estándares internacionales el nivel creativo de esa agencia. Él, Ronaldo, había conocido a Cavalcanti en el mundo de la publicidad carioca, que entonces era la mejor del mundo y pidió al segunda que viniera a ayudarle un rato en sus propósitos de dicha mejoría. Conforme a sus propias palabras, que no se me olvidan, “vine a estar dos o tres meses nadamás, pero me enamoré del país: sobre todo de su gente, que es muy creativa… solo que entonces, por desgracia, ese talento no se reflejaba para nada en las campañas del día a día”, me dijo un día Rodolfo mientras comíamos en uno de nuestros restaurantes favoritos de Polanco.
Volviendo a nuestro relato, cuando Cavalcanti llegó a México, lo primero que hizo fue promover la participación de las agencias de nuestro país en todos los grandes festivales creativos del mundo, empezando por O&M en Cannes y el Clio Awards. Pronto la calidad mejoró y Rodolfo y su gente empezaron a brillar con luz propia. Y ya nunca dejaron de hacerlo. Porque los logros, de entrada, fueron más y mejores ventas e imagen para los clientes de Ogilvy. Con ello, Ronald Assumpcao fue ascendido a director regional y Cavalcanti a presidente de la agencia en México, con lo que la creatividad mexicana entró de lleno a una era de gran eficiencia y prosperidad. Sobre todo en lo que toca a ventas.
Una de las más grandes aportaciones de Rodolfo Cavalcanti a nuestra comunidad y al país fue la conformación del Círculo Creativo de México en 1991. Poco antes ya otros creativos, encabezados por Enrique Gibert y Silverio Gardía Patto intentaron formar un club así. Pero fracasaron porque no supieron negociar acciones necesarias entre sí. Por el contrario, con toda la experiencia de lo que había pasado antes en Brasil, Cavalcanti supo tomar su liderazgo para llevar a buen puerto el propósito. Con tanto éxito, que l historia de la publicidad mexicana de nuestros días puede ahora medirse con un antes y un después del Círculo Creativo (ACC o DCC).
Rodolfo Cavalcanti, años después, renunció a Ogilvy por no estar de acuerdo con las voraces políticas de las transnacionales en materia económica y se asoció con BBDO para revivir a esa agencia hasta llevarla al primer lugar del ranking nacional. Lugar de privilegio que ocupó dicha agencia hasta que un buen día Rodolfo Cavalcanti pasó a retiro. Joven aún podía haber hecho aún muchas cosas, pero la publicidad cansa. Sobre todo cuando la persona es tan dinámica, activa e incluso controvertida como era Cavalcanti.
Descanse en paz.