Eso de pretender que una sola agencia maneje a todas las marcas de un mega-anunciante como que ya no le está funcionando a nadie. Prueba de ello es que Bimbo, de quien se suponía que iba a hacerlo todo con Vector, ya anda repartiendo chamba por aquí y por allá tratando de componer los mil y un problemas que a diario se presentan en el mercado nacional de los comestibles.
Y es que, al parecer, las otrora ricas y deliciosas Tortillinas Tía Rosa han entrado en picada en sus ventas y ya no las compra ni la propia Rosa Melcacho.
Antes en cualquier colonia, había siempre una tortillería que vendía productos de maíz. Sólo que al popularizarse el consumo en el norte, (cambio de hábito en el que, en parte, Tía Rosa tuvo también mucho que ver), muchos emprendedores del pueblo vieron en establecimientos de tipo “tortillería de harina” un modus vivendi bastante redituable. Y la competencia se fue a las nubes.
Y con una seria agravante, además: que, por lo general, la tortilla de harina de tortillería es mejor y más sabrosa que la empacada. Tanto que a la gente no le molesta pagar un poco más “porque están hechas con mantequilla de a deveras”.
¿Pues en dónde está el departamento de investigación de mercados de Bimbo? Seguramente en babia porque todo lo que ha hecho el fabricante es implementar una campaña de comunicación interna con la frase “Dale la vuelta a la tortilla” que ha servido lo mismo que la Carabina de Ambrosio o la Corneta de la Tía Justa. Con lo cual le va a pasar a la pobre marca lo de siempre: todos quisieron matarla, pero al final se murió solita.